Recuerdo aquella noche, fue en julio. Hacía mucho frío y yo estaba en casa con Manuel, un amigo de mi novio. Durante la tarde Manuel y yo habíamos ido juntos a hacer compras para la cena. Era el cumpleaños Fede y queríamos darle una sorpresa: Una cena para sus amistades más íntimas luego del trabajo.
Me acuerdo que cuando fuimos al super, Manuel tuvo algunos
gestos extraños para conmigo. Me sedujo. Hicimos las compras apurados y fuimos
al departamento. Una vez allí cuando empezamos a vaciar las bolsas de las
compras nos rosamos varias veces las manos hasta que en un momento, cuando solo
quedaba sacar un producto de la última bolsa, lo tomamos al mismo tiempo y nos
miramos de manera profunda.
Lo que siguió fue algo muy pasional: ambos comenzamos a
besarnos y a recorrer con las manos el cuerpo del otro. Nos acariciamos
fuertemente los genitales hasta que nuestros penes estuvieron gloriosamente
erectos. Nos acariciamos con ardor y poco a poco comenzamos a sacarnos la ropa.
Manuel me sacó la remera arrancándola en pedazos. La
brutalidad con la que la arrancó me hizo sentir cómo las costuras de la tela me
quemaban la piel al desgarrarse. Yo le desprendí despacio el cinturón y metí mi
mano en su bóxer para poder tocarle la pija. Estaba dura como una piedra y
totalmente mojada con el líquido preseminal.
Cuando dejé su pija completamente desnuda me agarró por la
cabeza y me obligó a arrodillarme para mamarla, a lo que accedí con gusto. Chupe
tanto su pija como él me lo permitió. Cuando me dijo basta hizo que me sacara
los pantalones y me puso en cuatro. Empezó pasándome la lengua por el culo y
terminó metiéndome varios dedos. Hizo esto hasta hacerme suplicarle que por
favor me cogiera.
Cuando empecé con mis súplicas, a pedirle que por favor me
penetrara, sacó su cara de mi culo y apoyó su pija donde antes pasaba su lengua.
Me dio algunos chirlos en las nalgas, y luego, tomándome firmemente por la cintura,
me penetró profundamente haciéndome sentir un dolor placentero. Me cogió en
cuatro un buen rato y luego me pidió que me pusiera de pie contra la pared.
Allí volvió a penetrarme varias veces hasta que el placer lo inundó y se le
hizo inevitable llenarme el culo de leche.
Mi culo rebalsaba de leche y yo explotaba de placer. Le pedí
que lamiera aquel elixir que chorreaba entre mis nalgas y seguía hasta caer por
mis bolas, y que pasara su lengua por el agujero de mi culo para masturbarme hasta
poder llenarle la boca de leche. Cuando llegué al punto que el placer me hizo
explotar inundé su boca con mi leche y le pedí que me besara.
Luego de haber cogido nos tiramos a descansar en el sillón
del living. Poco después, repuestos de nuestro desliz, nos dimos una ducha
juntos. Preparamos la cena y esperamos a Fede, que iba a llegar acompañado por
una compañera de trabajo de la cual era muy amigo. Cenamos los cuatro, y una
vez terminada la cena Manuel y la amiga de Fede se retiraron dejándonos a Fede y a mi libres
para gozar de nuestra intimidad.
Fin.
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