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quinta-feira, 29 de novembro de 2012

Nota.

Me seduce y me doblega, aunque la seducción es efímera y vuelvo a erguirme cuando se consume.
Me encuentro absurdo participando de un juego que no tiene reglas, que no dice cuándo se gana o cuándo se pierde.
Me siento parte de un juego donde todo es morbo, insania y una gran mentira.

quarta-feira, 28 de novembro de 2012

Nota.

Llevo varias hojas escritas, muchas líneas tachadas y varios poemas ridículos. Busco compararte con cosas bellas y por comparación todo se resume a casi nada. Rompo una hoja, y otra más. Sigo buscando con qué compararte, cómo describirte, cómo referirme a vos de una manera bonita, y nada te sienta mejor que tu nombre.

Perturbada existencia.


Tengo ganas de llorar pero no hay lágrimas. Cada día que pasa me siento como una sombra que empieza a desaparecer en una oscuridad perturbadora. Aquí todo es nefasto y triste. Me siento solo. Suelo escapar de mi soledad, de mi triste realidad, imaginando cómo sería todo si estuviese al lado del hombre que amo.

Me sorprende la fortaleza y el ingenio que he creado para paliar esta especie de desgraciada existencia. Día a día me consumo en una realidad bastante nefasta, y noche a noche me reinvento para no dejar de existir ni dar todo lo que doy.

domingo, 4 de novembro de 2012

Noviembre, 4, 2012.

Ha vuelto el colorido de las flores y el calor de la primavera, sin embargo, en mi continúan el moho verdoso y el frío que tu partida dejaron. Cruento y eterno invierno.

sexta-feira, 2 de novembro de 2012


En el cuarto silencioso rompía en el piano una melodía triste. El cuarto se inundaba de tristeza, tristeza que hacía eco en el resto de la casa. En la mesa del cuarto, una taza blanca, un té que esperaba.
Solo se escuchaba el piano. Las partituras eran consumidas por aquellas mágicas manos que delicadamente recorrían el teclado. Moría la partitura de tan hermosa melodía.
El té se enfriaba, pero no importaba. Toda la atención estaba en la música. La melodía acababa. La sala se quedaba vacía, no había nadie en el piano. El té se enfriaba.

La Rita

La Rita tiene que tiene
tal meneo cuando anda,
que arriba mueve los senos
y que abajo las enaguas.
La nariz tiene picuda
y la mejilla picada,
y una melena cortita
de greñas tristes y lacias
en que clava una peineta,
cual su boca, desdentada.
Azares de su destino
la trajeron a esta casa,
que es hermana de escribanos
que en el pueblo lucen chapa.
En algún lance le hicieron
rosa viva las entrañas,
y en su cuidado dispersa
casi todo lo que gana:
mas la que le tiene el chico
se bebe lo que le mandan
sin que se atreva a quitárselo
por la mucha confianza.
La libreta de almacén
es su pesadilla diaria.
Ella vive de mensuales
y los reúne en la cama,
pero un peoncito tierno
es quien la tiene chiflada,
cuya flor cortó una noche,
más que tijera, guadaña.
Ella enzarza las sirvientas
cuando vienen a la estancia,
con cuatro guiños osados
y jejenes de palabras.
Es escoba de galpones,
aceitera de las máquinas,
en las tinieblas del monte
o murciélago o torcaza.
Y ojo de las cerraduras,
rendija de las ventanas
y ventarrón de las puertas
por si pispa lo que pasa.
Calzada de zapatillas,
con las medias arrugadas,
al filo de la nariz
la lechuza de las gafas,
vuela por los corredores
muy jarifa y entonada,
dando al mate del patrón
alguna que otra chupada.

                                               Baldomero Fernández Moreno (De Romances, 1936)