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quarta-feira, 16 de janeiro de 2013

Historia III


Que precioso el precio que pagué por las masas de esta merienda. Rudy, es el que las cocina. Rudy cocina en su casa. Uno va, encarga lo que quiere y vuelve más tarde o al día siguiente para retirar lo que ha pedido. Había encargado ayer masas y una torta, y hoy fui a retirarlas.
Rudy es rubio, de piel clara y ojos verdes. Tiene un cuerpo robusto que en sus vestiduras de cocinero excita a cualquiera de solo mirarlo. Llegué a su casa, vive en un departamento, toqué timbre y bajó a abrirme. Me pidió que pasara porque aún no había terminado de preparar el pedido aunque lo tenía listo.
Subí con él por el ascensor. Tuvimos una charla corta pero no incómoda. Cuando entramos en su departamento metió las masas en una bolsa de cartón y envolvió la torta que le había pedido. Se acercó con las dos cosas en las manos sin darse cuenta que no podía agarrar el dinero. Fue una situación perfecta para agarrar el dinero y meterlo en sus bolsillos de manera suave, haciendo que mi mano estuviese realmente cerca de su pija, invitándolo a excitarse con aquel leve pero insinuante movimiento.
Lo miré a la cara y noté como entre sus piernas crecía algo, mordí mi labio al mismo tiempo que agarré los pedidos y los puse sobre la mesa otra vez. Lo miré fijo y con una mano empecé a tocarle la verga por encima de la ropa. Noté como rápidamente su pija se puso rígida y empecé a besarlo. Lo besé en la boca y en su cuello. Lo besé en sus orejas y sin dejar de tocarle la pija conseguí que se sacase su remera.
Pasé mi lengua por sus labios, por su cuello, sus tetillas, y marqué un recorrido húmedo que me llevó hasta su pija. Cuando tuve si pija en mi cara pude sentir el exquisito olor del líquido preseminal. La mamé con mis mayores ganas, la llené de saliva. Le chupé los huevos y volví por su pija.
Cuando terminé con la mamada Rudy me puso de pie y me tiró sobre un sillón. Me puso en cuatro y empezó a lamerme el culo. Me chupo mi culo y me tocaba la pija. Sentía en mi culo como las exquisitas caricias de su lengua humedecían todo y eran seguidas por unas ásperas caricias que me hacía con su barba. Me abría el culo con las manos para poder meter su lengua y poder chupar mucho más profundo.
Tenía mi orto dilatado y estaba embriagado en el placer de aquel hermoso beso negro cuando Rudy se recostó en el sillón e hizo que me acomodara de tal manera que yo podía chupar su pija y llenarla de babas al tiempo que él seguía pasando su lengua por mi culo y empezaba a meterle los dedos.
La escena se mantuvo hasta que hube dejado su pija bañada en babas y entonces me dejó posicionado en cuatro para poder meterme la pija hasta el fondo de mi culo. Sentí el dolor de la penetración seca, ¡Ah, pero que delicia! Sentía como Rudy me cogía y con sus movimientos cómo sus dos huevos golpeaban contra mí.
Me cogió en cuatro por un buen rato hasta que me pidió que me sentara sobre su pija y me meneara sobre ella. Hice esto varias veces, pero me hacía levantar y me cogía sentado. Fue en esa posición que Rudy estuvo cerca de acabar y me pidió que me parara para poder cogerme parado y acabar así dentro de mi culo. Rudy acabó en mi culo y sacó su pija de allí dejando que su leche chorrease por mi ojete y cayese al suelo. Luego de eso me llevó al baño y me metió en la bañera. Me pidió que le chupase la pija otra vez, cosa a la que no me negué.
Mamé la pija de Rudy llena de leche por unos momentos, hasta que dejé de sentir el gusto de su semen y comencé a sentir gusto a meada. ¡Me estaba meando la boca! Sacó su pija de mi boca y meó la cara, el tronco y otra vez la boca. Cuando terminó de mear me puso nuevamente en cuatro dentro de la bañera y empezó a tocarme el culo, a meterme los dedos hasta que me metió su mano entera y la sacó de golpe. ¡Que placer! Le pedí que hiciera aquello otra vez para masturbarme y correrme.
¡Ah, que placer haber ido a lo de Rudy! ¡Que buen precio pagué por estas masas que como mientras tomo mi té!